lunes, 10 de agosto de 2009

Consuelo de tonto

"No podía irme a dormir con esto en la cabeza así que lo escribo"




Odio hablar de los aspectos formales de mi carrera y odio también preguntarme y que me pregunten por lo que será de mí cuando salga de la universidad. Cuando quede fuera de esta riquísima burbuja de ser aún mantenido por mis padres, haciendo lo que me da la gana, a cuerpo de rey, comiendo buenaso, durmiendo las horas que me plazca si es que así lo deseo, y sin la imperiosa necesidad de despertar a la mañana siguiente sabiendo que va a ser de mí.
Y es que si hay una condición natural que pueda definir mi actualidad de jóven promesa... esa es que sinceramente prefiero dejar gran parte de mi destino al azar. A lo que salga. Solamente guiado por la fé ciega que -ahora mas que nunca- me tengo, y que me hace creer que de verdad, así escuchándome sólo a mí mismo, voy a llegar a lo que deseo.
Y no creo yo que lo mío sea del todo una necedad infundada, sino que considero que en estos momentos me basta con llevar hasta el final del camino, hasta que se me agoten los espacios, esa voz interna que me dice "contigo, con lo que hay dentro de tí basta.. agota tu imaginación".
Y me gusta esa palabra "imaginación", y me da un gustito inexplicable dar la contra a mi padre cuando me dice que si en verdad lo mío es la música, estudie, o a mi amigo Sebastián cuando asegura que tocando la guitarra como lo vengo haciendo (sin saber los acordes, con los dedos mal colocados) nunca llegaré a algo de verdad.
Ahorita no deseo aprender mas que de mí y de mis errores. No deseo emplear la manera mas correcta para pasar a un segundo nivel. No deseo analizar de una forma mas lógica a la que estoy acostumbrado a hacerlo, ni tampoco ir en busca de gente nueva que me permita posicionarme dentro de un circuito propicio para distribuir mi arte. Ni pagarle a un especialista para que me enseñe a tocar bien un instrumento. Ni nada de eso.
De verdad de verdad, no me interesa actualmente todos esos nexos útiles. Y no me avergûenza decirlo porque honestamente no lo considero necesario. Porque honestamente lo siento así.
El ciclo pasado fui tricampeón, es decir, opté por tan sólo matricularme en 3 cursos (cuando lo extraoficialmente normal creo que es 6 en el año que vengo cursando).
La razón por la que decidí esto fue , para empezar, por lo mal que me fue el año pasado, debido -en parte- a lo apretado que me sentí con los horarios. Y si bien sabía yo que ahora en quinto la cantidad de cursos dictados era menor, sentí a la hora de inscribirme una gran tentación por probar como me iría excluyéndome de algunas clasesitas.
Como es natural, zafé de los más intrincados tormentos teóricos y en el campo netamente artístico del aprendizaje anatómico de Dibujo Natural. Todo porque no me llaman la atención, porque me aburren totalmente, me dan una lata de la san puta, y -una vez más creyendo en mi indestructible fé de profeta- no creo que sean necesarios para mi futuro más inmediato.
Obvio que al final tendré que llevar de todas formas estas deudas pendientes. Pero ya pues, me da igual obtener mi certificado un añito más tarde por culpa de mi irresponsabilidad.
No lo veo como una pérdida de tiempo, sino a lo mejor como una academia de manualidades a las que acabaré de asistir aún ya habiendo salido de mi cubil de estudiante de pintura. Y derrepente mejor para mí, quién sabe si para ese entonces lo teórico pasa a generarme mayor interés y acabo aprovechando estos cursitos de una manera más fructífera.
Bueno, volviendo al tema, decidí tomar al toro por las astas y cumplí -sin comentar esto con mis padres- mi calidad de tricampeón.
Para serles sincero, creo que mi elección no pudo haber sido mejor. Conociéndome como me conozco y sabiendo lo recontra-archi lenteja que soy, pucha no hubiera hecho ni la cuarta parte de lo que hice todo este último ciclo - que tampoco fue de record guinness- si hubiera amoldado mi currícula a lo más normalmente idóneo.
Por esa razón no me arrepiento de haber sido el TRI en esta primera mitad del año, y precisamente por eso es que me ofrecí la chance de repetir el plato para este nuevo ciclo y morir así en mi ley.
Pero todo dió un giro inesperado mientras comíamos creppes con mis papis la última noche del sábado. Se enteraron -yo creía que ya lo sabían- de esta monería mía de los 3 cursos, y en especial mi viejo puso el grito en el cielo. Grito que no acabaría de extenderse hasta hoy a la hora del bitute, entre platillos de la más antojadiza estirpe criolla.
¿Qué va a ser de ti?
¿Para que crees que te pago la universidad?
¿Para que la termines tarde y recién te gradúes con tu hermana?
¡Tu hermana es 2do puesto de su clase y está entre los 5 mejores de la facultad!
¡Uno en la vida debe aprovechar sus virtudes, y tú en cambio ahora estudias Pintura para no pintar!
¿Qué músico ha llegado lejos sin estudiar, dime?
¡Me estas haciendo perder plata!
¡Ojala que algún día te des cuenta que los padres queremos el bien de ustedes!
Discutir con mi padre no es mi divertimento favorito, y a pesar de que aún me cuesta bastante controlar al indio iracundo que se me sale en ocasiones como estas, estoy aprendiendo que esa estrofa de la canción de Fito Páez ("no es bueno nunca hacerse de enemígos que no esten a la altura del conflicto") es de verdad muy sabia.
Mi papá es mi papá, y por muy clara que yo quiera hacer prevalecer mi opinión, es en vano tratar de darmelas de aguerrido con él. Simple y sencillamente porque nos une un lazo afectivo y él siempre va a revestir sus argumentos con la infalible seda que dice le da su experiencia. Y claro está, también con el eterno rol de proteger a su crío.
Por eso a pesar de haber exclamado con fiereza mil y un huevadas en defensa a mi -hoy por hoy- artesanal posición, el fondo de la alcachofa -aquel que sin duda para mi papá como para muchos otros resultaría incomprensible, jalado de los pelos, lastimero y penoso- prefiero guardármelo para mí.
No sé a donde voy a llegar con todo este rollito de hacer mi música en mi cuarto y burlarme de todas las banditas limeñas de skabilly, y de la puta "creatividad nacional" de Sandra Muente ( ¡cómo me llega al orto que en este país ensalcen tanto a quienes no han creado nada!).
Confieso también, con la mano en el corazón, que a pesar de gritarles siempre a mis padres, como un loco en los momentos más calientes de la discusión de que "YO SOY EL ÚNICO REY DEL ROCK AND ROLL EN ESTE PAÍS, Y VOY A HACER HISTORIA... YA LO VERÁN"
ni yo lo veo como algo que se vaya a realizar del todo. Ja, ja, ja.
El otro día escuché a Marco Aurelio Denegri decir que "persistir en el error es enfermizo".
¿Estaré yendo cegado en un sendero suicida de la equivocación conciente?
Pucha, por Dios que yo no lo creo.
Yo me veo contento y a lo Mick Jagger de acá a unos añitos.
Por lo pronto ya tengo todo (casi) listo para empezar la venta de mis discos hechos en casa, así Sebas diga que estoy cagando Cogeme La Otra con mi proyecto solista de Paul McCartney anciano. Me niego completamente a hacerle caso.
Y mi papi me ha convocado mañana para hablar seriamente de números...
"Yo no soy de números, pa"
"Ya lo sé, me refiero a los números de tu carrera profesional, Dante"

Veremos que pasa. Algo va a salir.

2 comentarios:

Patricio Valderrama dijo...

Se lo que sientes, a mi me paso algo exactamente igual, al final de los loros, eres tu y nadie mas que tu el que tiene que bailar calato....

Tenemos que hablar primo, no para que te cambie de idea, ni ca..ando, solo para que me cuentes y yo te escuche..cantar!

Un abrazo

Patricio

Hola, soy el Buen Amigo dijo...

pato querido, a mi regreso a Lima con gusto nos veremos!

tu me inspiras primaso, por eso cada vez que hablamos es una experiencia sinigual.