martes, 15 de julio de 2008

Mi acercamiento a los Faces

¿ Qué me dicen de esas caritas?



Debo afirmar que no fue hasta que cayó en mis manos una de las ultimas ediciones de la revista Rolling Stone, que realmente me convencí de la verdadera importancia de los Faces. Bastó un muy bien confeccionado artículo del periodista musical argentino Claudio Kleinman (revisando el mas reciente compilado de la banda denominado The Ultimate Colecttion) y una foto en tonos sepia de aquellos cincho muchachines divirtiendose de lo lindo en el landscape inglés, para darme cuenta de lo necesaria que era en mi vida la introducción a estos " hermosos atorrantes" (como muy sugestiva y entrañablemente los llamó Kleinman) de botella en mano y rostros embarrados.
Fue un llamado, uno de esos típicos enamoramientos a primera vista que a veces ( muuuuuuuy muy de vez en cuando ) me suelen ocurrir con alguna banda de rock and roll .

Pocas semanas después, estaba yo en la época de los examenes parciales. Hacía frío en Lima y mi madre me regaló un polo de Mickey Mouse, el cual era casi idéntico al que aparece en la portada del primer disco de la banda, titulado con humildísima prudencia First Step. Entonces mi búsqueda por los Faces se volvió urgente y – a decir verdad- complicada. Salvo parte del álbum Long Player, no pude - por alguna razón difícil de entender - encontrar los 3 discos restantes de la agrupación (Lo cual le dio la razón a Kleinman, quién en su artículo sostenía que hasta el día de hoy - increíblemente- la discografía de la banda nunca había sido editada en formato cd. ¡Así como lo oyen!) . Lo cierto es que busqué en tiendas piratas y "formales”, así mismo en canales de Internet, pero naca la pirinaca. Al final , consultando – como no podía ser de otra manera- con mi buen compadre Dapello , encontré finalmente al único melómano disponible , que tuviera entre sus anaqueles los 4 memorables discos de uno de los conjuntos mas impresionantes que haya parido el rock and roll .

Muy fiel a su gentil costumbre, el igualmente gentil Señor Dapello (vorazmente solicitado y tentado en los establecimientos del Tip Top por sendos profesores integradores) se ofreció a grabármelos de inmediato. Sin embargo algo pasó y la prisa con que transcurrió este último ciclo de mierda, impidió que yo por fín cumpliera mi anhelado sueño de escuchar, tirado en mi cama y completamente calatayud, las desenfadadas melodías de los Faces en mi estereo . Entonces sin saber muy bien por qué, con la resignación de acudir enfermizamente tan solo a sus fotos, y a los videos de sus presentaciones televisivas que podía encontrar en el You Tube, inicié de la manera menos convencional mi relación con los Faces, sin haberlos escuchado ni en la cuarta parte, sino mas bien como un remedio ideológico y aspiracional ante todo el abusivo desmadre femenino que ha venido taladrando mi corazón en esta primera parte del año .

Hacía frío en Lima, y además del polo de Mickey Mouse, me di cuenta que en mi guardarropas guardaba un sendo raincoat a cuadritos, que tenía mucha similitud con los típicos y tan característicos trajes escoceses del estílo que Stewart y compañia solían usar allá por su cuarto de hora. Me sentí bien. Me gusto sentirme bien, y me quedé horas de horas alucinando con ese desfachatado y tan gallardo glamour que en todas sus fotografías saben derrohcar tan bien estos 5 sujetos , seguramente los mas irrepetibles pilluelos que haya podido tener la escena londinense de rock . Entonces salí de mi casa a enfrentar el lunes maldito. Llevando puesto el polito de Mickey y la chaqueta a cuadros que tan a los Faces me hacía parecerme (a pesar de que claro, me faltara el tan característico peinado de Ron y Rod ).

Ese día llegué a mi salón más asustado que de costumbre, sabía bien que las había cagado el otro viernes pero sin embargo no recordaba bien como ni por qué. Los hechos cobraron notoriedad inmediatamente. Me posicioné al frente de mi caballete y con la sangre corriendo a mil me puse mi mandil del Buen Amigo. Miré al frente mío, estaba la modelo que desde hace dos semanas veníamos retratando (si no mal recuerdo era ese el último día), y al divisar la parte inferior del manto que envolvía el cubo donde ella estaba sentada, noté una mancha similar al lodo, que por alguna razón parecía haber resistido a varias buenas restregadas con jabón y detergente. Entonces, por instinto, por simple instinto de cagatodo, recordé la razón de mi atormentado sentir al llegar yo ese día a clase. Efectivamente, no tardaría un gentil amigo en confirmármelo luego.
Para incrementar todavía el maldecido clima de extrañeza que yo seguía sintiendo aquella mañana, los profesores llegaron muy puntuales -oh!cosa rara- para revisarnos (valga la redundancia, eran dos que verdaderamente suelen venir cada muerte de obispo). Y fue así que uno de ellos, el más astuto seguramente, al notar la extraña aparición en el manto apeló a su lógica, muy coherente de acuerdo al clima que venía aconteciendo en la capital. “Ha caído lodo del techo a consecuencia de la lluvia, Julita” – le refirió a la profesora, “A ver mira, ¡hasta el manto se nos ha manchado!” – y con esto sentenció toda la situación y me salvo sin quererlo de una buena reprimenda.
¡Que va! , si había sido yo el culpable de lo que la lluvia jamás podría haber causado con tanta puntería y despreocupación….
Habían pasado los exámenes parciales, y en mi natural descontrol y angustia (que con el alcohol se exacerba y tiende a confundirse a veces con el amor mas supremo y límpido) les había estropeado la escenografía de la calata, con la involuntaria expulsión de mis restos digestivos, a causa de una mala combinación entre una, dos , tres , miles de cervezas y algunos preparados de ron con coca-cola (de mala muerte , se los aseguro) junto a la gente del salón .

Ese lunes maldito, con mi atuendo de los Faces en pleno, sentí el dedo acusador de los que me habían visto besar la lona. Como tantas otras contiendas alcohólicas, era yo el único que había acabado colindado con la autodegradación. ¿Qué debía hacer? ¿Esconderme y sentirme arrochado por lo que de seguro estaría pensando ella sobre mis nasty habits? , juajuaaaa, ¿Escaparme y jurarme una vez más que no lo volvería a hacer?

¿Para qué? ¿Para quién?

Nosotros somos del Alianza, el equipo del pueblo, la fracción que sufre, goza, cae y se equivoca una y otra, una y otra putísima vez. Volví a mi casa en la noche y busqué una vez más la Rolling Stone para ver la foto en sepia de los Faces . Ahí comprendí mejor lo que quería hacer con mi vida las siguientes semanas, los siguientes años venideros, prósperos, jodidos o austeros, en mis siguientes francachelas. A los 7 días de esto me encontré igual pero decidido. Acudiendo al frente de la universidad, sólo, con la única misión de emborracharme en las celebraciones que acontecían por el puto y tardío bautizo a los cachimbos de la Facultad de Arte . Bebí, bebí mucho, y nunca me sentí tan saludable emborrachándome solitario, entre tanta gente habladora que figuraba a mi lado y por supuesto también me hablaba. Logré entre otras cosas, declararle mi simpatía a una muchacha de estética dark de dos años menores al mío y mi zanjada antipatía a una potigrande y plástica beldad de rulos blondos, que valgan verdades, no sabe más que hablar mal de las demás personas. Baile bastante, gocé bastante también, y no me quise preguntar que iba a pasar si mañana despertaba tieso en mi cama junto a la terrible amenaza de tener que fisgonear, como todos los días siguientes a una incursión etílica, en mi billetera para ver cuanto dinero me quedó tras la noche de farra. Debe haber sido una de las pocas veces que más solo y feliz me he sentido en toda mi vida. Recuerdo haber llorado por alguna emoción que no sabría bien precisar, incluso ahora. Esa tarde, para cuando retorné a clases, muñequeado, asustado como de costumbre y con ese mismo instinto de la vez pasada que predisponía mis pensamientos al trágico designio de haber hecho algo terrible; sonreí para mi mismo y acepte gustoso, que de hecho, este pechito también podía ser un desastre. Entonces recordé a los Faces y entendí porque me habían caído tan bien desde un primer instante.

Es desde ese viernes de resaca que los Faces me ensañaron a ser un borracho digno. Y lo pongo en mayúsculas ya que es uno de los aspectos que más deseo cultivar de mi personalidad hasta el día que me devoren los gusanitos: UN BORRACHO DIGNO QUIERO SER. ¡Qué gran lección sin siquiera haberme devorado todos sus discos! Es que, para que te voy a mentir pue’ compadre, sus faces… me lo dijeron todito.

1 comentario:

Sergio Dapello dijo...

Buen amigo, no he venido a desmentir nada sino aceptar la dura verdad del Tip Top tan pronto usted acepte la invitación que otro sendo profesor integrado le ofreció al ser sorpresivamente atacado por usted y su banda en un restaurante.
Ahora si bien los Faces no tienen su discografía en CD, sí hay una infinidad de compilados. Uno en especial es una caja de cuatro discos, Five Guys Walk Into a Bar, que para muchos críticos compite por ser el mejor compilado jamás recogido. No contiene todos sus discos, sino canciones dispersas, pero contiene presentaciones legendarias tanto en vivo como en la BBC (no se puede ser fanático de los Faces sin haberlos oído en vivo) como ensayos que demuestran su alma rockera, espontaneidad y calidez, todas escogidas por el mismísimo Ian McLagan. Te recomiendo que hagas un verdadero esfuerzo, no la he visto aquí en tiendas, pero haz un esfuerzo para conseguirlo, salió hace sólo cuatro años pero ya es considerado un ESENCIAL a cualquier colección de los Faces