viernes, 25 de julio de 2008

HÉROES Y VOCACIÓN

Me gusta tener héroes porque me inspiran y me rompen la cabeza. Nunca me exigí tenerlos, simplemente aparecen y ya está, te rompen la cabeza. Te hacen saber que el mundo no está tan podrido, que hay verdaderas razones para sonreír y decirte emocionado ¡que tales bolas! , que tus problemas ¿lo sabías? no son tan malos y que aunque en el caso mas pesimista no puedas resolverlos del todo, puedes al menos, hacer de estos el combustible perfecto para lograr tus objetivos. Lo cual, mi amigo, verdaderamente no es poca cosa .
¿Quiénes son mis héroes?, pues muchísimos. Los Beatles claro está, Charly y los Rolling también, pero más que ellos está un montón de personas que sin lograr necesariamente reconocimiento público, han pasado por mi aun corta vida dejando huella y desatando en mí emociones de una algarabía tan inmensa, de una ternura tan pulverizante y un repentino remezón tan pero tan desbaratador al interior de mi propia casita personal, que realmente quedaría muy vaga una palabra para poder definirlos yo en todo su inmenso significado y real valor.
¿Saben qué? En realidad estoy ya muy harto del intelecto amigos, del intelecto como parámetro esencial para admirar a alguien. Me llega al huevo tremendamente y me incita una violencia tan demencial y unas ganas de portarme tan pero tan grotesco y más grosero y ramplón que nunca, aquella gente llena de mierda que subestima a los que supuestamente engloban la palabra “mediocridad” y (que según estos chuchasusmadres señoritos que todo lo saben y todo lo califican) no forman parte de aquel selectísimo grupo de élite que ellos mismos-¿Diganme quiénes les dio el maldito derecho, por favor?-denominan :“Personas con metas en la vida”. Los excluidos de esta high class, los que para los favorecidos no tienen metas en la vida, los eternos hijos bastardos de una nación que ni siquiera se percató del momento en que fueron fecundados, y cual leprosos se amontonan para los pseudo-intelectuales, muy a su mala suerte, en esta infinita marea de desperdicio que nunca mereció haber siquiera pisado la tierra, conformando sin mucho reclamo y auto-desgracia el papel de relleno en esta actual humanidad que nos ha tocado vivir, ellos son para ciertas personas los individuos que sirven de sinónimo exacto para la palabra “mediocridad”. Así de cruda puede ser para algunas personas, la definición de quienes conforman (lamentablemente)junto a nosotros esta maldita sociedad “mediocre”.
Y hago énfasis en esto, con singular y nada grata ira, porque conozco de cerca gente que en su día a día tiende a escapar de estas aves de mal agûero. ¿Causa, razón o efecto? …. pues la verdad que no sé, no me entra en la cabeza y me incita a portarme aún mas grotesco y ramplón que de costumbre… ¿Valdrá acaso hacerles la pregunta?, no se, preferiría, sinceramente, quedarme con esa igualmente mediocre sensación de ESTUPIDEZ que estos fanáticos a ultranzas del intelecto me obsequian con su estupenda manera de ver la vida . En fín…


Hace poco estaba teniendo yo una acalorada discusión (que por mi impulso yo mismo busqué tener) con mi madre a la hora del almuerzo sobre mi verdadera vocación en lo que respecta a la vida. Sucede que la noche anterior, mientras veía “Enemigos Íntimos” y recordaba lo último que había hablado con mi amigo y compañero de banda Adrián Alcocer en la internet, ahondé en mis recurrentes pensamientos sobre cuál verdaderamente deseo que sea el destino final de mi vida y cual el epitafio por el que amaría que los queridos míos me recuerden. Me mantuve dilucidando y refregando, mientras veía tele, hasta dejar bien reluciente en mi cabeza la respuesta. Se acabó el programa que (en mi opinión) conducen con jocoso gran acierto el chinito y el mariquín, y no pude hacer otra cosa que largarme a mi cuarto con la sangre mas caliente que nunca en las venas y unas inapelables ganas de escribir una canción de rock and roll, sentado en el borde de mi cama hasta que me ganara el convencimiento de que esta decía todo lo que yo verdaderamente quería decir y gritar a los cuatro vientos con toda la impulsividad e incendiaria inmadurez del mundo. Sin medir las críticas de la alta escuela, de la alta costura, o las alusiones e ilusiones que allá en mi imaginario pudiera desatar al interpretarla yo con Cogeme La Otra frente a una puta audiencia repleta de niñitos buenos, sanos, seguros de sí y limpios, que para ese momento crean con total convencimiento ya haberlo escuchado todo. Todo en el mundo. Todo en la vida.
Yo no se tocar la guitarra pero tengo buen ritmo, no seré modesto y también hablaré de mi colosal don de gentes( ¿No lo haría acaso un sujeto que se autodenomina El Buen Amigo?), me siento a escribir sobre el borde de mi cama en una de las pocas hojas que me quedan de un cuadernito antiguo. Lo hago, organizo las palabras y me emociono al ver que mis ansias han logrado, en el silencio de la noche, transcribir por intermedio de un puto lapicero negro todo lo que yo muero por gritar como Johnny Rotten o Melcochita, a los cuatros vientos. Y está de repente todo en el frío papel que ya adquirió temperatura y vida, que ya es como un pene que aguarda la salida al mundo de su tierna lechita estimulada por cien mil historias e imágenes. ¡¡Se trata de calor, putos!!, me digo para mi mísmo y sonrío. Canto la tonada que surge a raíz de mi oportuna desesperación. La grito en mi cabeza porque sé que mi madre duerme y con ella mis hermanos, en esa misma casita de Yanahuara donde viví hasta los 17, mis años mas seguros. Sigo, tarareo, fundamento y repito . Sigo, tarareo, fundamento, repito y me imagino las caras conmovidas, toditas ellas, escuchando mi canción. Nuestra canción. Repito una vez, y otra y otra y otra hasta dejarlo todo brillante, todo bien puesto, todo listo para salir por sus propias e impuras cualidades de esa hoja de papel que ya no esta solitaria porque me pertenece a mí y le pertenece a todo el mundo.¿Quién dice que sigo frustrado porque no cacho hace 4 meses?. Señores, acabo de hacer el amor con una tonta, simple y soberbia canción de rock and roll. ¿Nos quedan energías para seguir dilucidando y refregando hasta ver mi respuesta reluciente y cristalinita?. Creo que ya no es necesario hermanos, esta se me acaba de encalatar como tantas otras veces (que yo ni caso le hacía). Ha sido tan poderosa su sinvergüencería que habría que ser excesivamente temeroso y tarupido para no dejarme llevar completamente por sus encantos. A ese tramo de la noche, a este tramo de las vacaciones, sería imposible decir que nada esta todavía definido, que no se cual amaría que fuera el epitafio por el que me recuerden, o el destino final de esta inacabable encrucijada desgastante. Ya lo se bien mami. Procurare no rebatírtelo más en la mesa.




A los dos días de esto ví a Daniel Johnston en la tele.

¿Y que pasó?
.......Pues bien ,verdaderamente me fui al carajo .

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